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De cosacos, abejas y confianza

Cumple 100 años Melar, la empresa que abastece a grandes fabricantes de alimentos ¿Cómo se inicio con un panal?

Las especias han sido las responsables de los viajes más importantes de la humanidad. O acaso Don Cristobal Colón no se topó con un continente, cuando en realidad su objetivo era hallar una nueva ruta para llegar a los tan requeridos productos de las Indias.

Con HUESPEDES visitamos la nueva planta de 15 mil m2 de Melar, la compañía de alimentos que celebra 100 años de trayectoria y que hoy importa especias de todas partes del mundo. Desde Tortuguitas distibuye más de 1000 productos que son materia prima de grandes marcas.

Sin saberlo, gran parte de los alimentos tienen algún ingrediente comercializado por Melar: desde las hierbas del fernet, pasando por el cacao en helados artesanales, frutos secos en golosinas y hasta las especies de embutidos. Incluso, la industria de la cosmética se nutre de ingredientes secretos, que también le compran a Melar.

 

Más allá de conocer las innovaciones en el estivamiento y el cuidado en el trato de las materias primas en modernas instalaciones, lo más destacado de la visita fue charlar con los responsables de esta PyME familiar para entender cómo, a fuerza de empeño y confianza, se puede crecer frente a las crisis (inumerables) de la Argentina.

La historia se inicia en 1924, justamente, con el viaje de una pareja de cosacos. Llegados desde su Ucrania natal se afincan en los campos de Navarro, en provincia de Buenos Aires, y deciden incursionar en la apicultura. El cuidado de las abejas y la producción de miel será su principal negocio por varias décadas.

A mediados de los 70, siguiendo el legado familiar, un nieto decide innovar: ya no serían sólo productores, había que salir a vender la miel más lejos. Él mismo nos lo cuenta en la sala de reuniones de Melar, donde suele reunirse con clientes de todos el país.

El hombre, de hoy setenta y tantos y una indudable herencia ucraniana, nos relata que todo se inició con un viaje en bicicleta: «me fui pedaleando a recorrer almacenes, con una idea simple pero consistente. Les ofrecí una lata de miel sin costo inicial, para que puedan vender por kilo a sus clientes. De 30 almacenes, 28 confiaron. Y así empezamos el negocio de distribución«.

De un primer Citroën 3CV para entregar los pedidos, pasaron al clásico restrojero y junto con uno de sus hermanos ya ocupaban varias horas al día en el reparto. Hasta que una noche el robo de un camión -que también los jóvenes utilizaban para salir a bailar- los obligó a tener que replantear el negocio. Los ladrones se habían llevado el vehículo repleto de mercadería y el Cosaco tuvo que indagar entre los comerciantes qué otros productos ellos necesitaban para él poder venderles.

Desde entonces, Melar se ha convertido en la principal abastecedora de materias primas de la industria alimenticia con más de 1000 productos en stock permanente: especias, semillas, frutos secos, verduras deshidratadas.

Este hombre de hablar pausado y sonrisa amplia reconoce que, si bien él continúa como presidente de la compañía, fueron sus hijos los que hace 10 años iniciaron un camino de profesionalización, tanto para seguir creciendo en la importación y venta a granel, como en la expansión de productos al consumidor final con marca propia: El Cosaco.

Con un atractivo diseño de packaging para los productos, reconvirtieron la marca fundacional «Aquel viejo Cosaco» con la que comercializaban miel, y afrontan el desafío de entrar en las grandes superficies de ventas. Para este viaje se ha sumado Jorge Scoufalos como gerente general de Melar y

La apuesta al crecimiento, la inversión en maquinaria, tecnología y el analisis de datos no abandonó el aspecto familiar. Ya ni siquiera tiene que ver con el apellido de los fundadores, porque de a poco los hijos se retiraron para apostar a sus propios proyectos profesionales; sino que es lo que se nota la recorrida por las dos naves industriales que resguardan cientos de aromas, sabores y secretos culinarios.

Pudimos charlar con empleados que acompañan a Melar desde que eran un intrincado laberinto de depósitos y galpones en San Martín. Tal es el caso de Julio, uno de los supervisores que orgulloso nos contó que siente a Melar como su segundo hogar, desde donde logró tener su propio hogar gracias a trabajo y confianza.

Y los viajes continúan siendo parte de esta historia. Hace poco participaron de una importante feria en Dubái y nos confían que están por comenzar a exportar a Medio Oriente. Sí, allí mismo de donde llegan gran cantidad de especias. El plan es aterrizar con materias primas y productos argentinos, con la misma promesa con la que este viejo cosaco inició sus ventas en bicicleta: «podés confiar«.