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Colombia, la tierra de la sabrosura

Colombia

Con esmero por borrar la huella del narcotráfico, asoma como un destino que ofrece postales tan o más atractivas que las playas.

 

ColombiaSALENTO.-  Los colombianos, amables por donde se los mire, se esfuerzan a diario para quitar el velo de tantas noches oscuras. Son los aromas de su gastronomía repletas de arepas y bandejas paisa, la quietud de sus cafetales, los colores de sus jugos de frutas tan exóticas como el lulo y la uchuva, sus paisajes diversos, y hasta sus contrastes, los que invitan a una vuelta por ese maravilloso universo.

 

Bajo la premisa de derribar el mito de que Colombia es sólo una postal monocorde de playas y empapelada con la cara de Pablo Escobar, viajamos hasta “la tierra de la sabrosura” para atesorar argumentos suficientes que respondan a la pregunta curiosa de ¿Por qué Colombia?

Nobleza obliga a confesar que no fue tampoco la vida de García Márquez el primer motor de nuestra elección, sino los paisajes de “Café con aroma de mujer”, un culebrón de los años 90´ que dejó su impronta en más de una generación.

Para entender algunas cuestiones relevantes, es necesario desempolvar su historia. En honor al navegante Cristóbal Colón – descubridor de América – esta tierra fue bautizada por Simón Bolívar como Colombia (1819) tras la declaración de su independencia. Significa “Tierra de Colón”.

Su capital es Bogotá. Con casi 50 mil habitantes, Colombia asoma en medio de dos grandes avenidas oceánicas. Es la codiciada esquina del norte en el mapa del cono sur, bañada por los océanos Atlántico y Pacífico, con salida al Mar Caribe.

La mayor parte de su geografía se posa sobre la línea del Ecuador. Allí, las cuatro estaciones de Vivaldi no podrían brillar, pues el lugareño sólo conoce la época de lluvias (congruente con el invierno) y la época de verano seco.  Uno de los sitios más ricos en biodiversidad pero el más conflictivo cultural, política y económicamente.

Tras más 50 años de lucha con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en 2017 se puso fin a un conflicto que dejó un mar de víctimas y heridas abiertas. Los vestigios del narcotráfico también hicieron lo propio para cerrar la puerta a visitantes que, por miedo, ni miraban por el rabillo hacia ese lado del planisferio.

Café y palma

La cumbia y el café nacieron en Colombia y desde allí se expandieron al mundo. Y si bien Juan Valdez es el nombre que más resuena en los oídos mortales, lo interesante fue adentrarse en las fincas típicas colombianas y en la naturaleza de esta región.

El Eje Cafetero es uno de los principales atractivos turísticos del país, ubicado en los departamentos de Caldas, Risaralda, Quindío, y Valle del Cauca. Colombia es el segundo productor de café. Escolta de Brasil. De su economía dependen numerosas familias. Tal es su importancia que en 2011 la Unesco declaró a parte de esta zona como Patrimonio de la Humanidad y la denominó Paisaje Cultural Cafetero.

Si lo que se quiere es optimizar el tiempo, desde Bogotá se puede llegar por aire a través de muchas líneas, comerciales y low cost. También hay micros de larga distancia que los acercan a los puntos clave del eje. Pero si lo que se busca es disfrutar de las pausas y los paisajes del camino, sin dudas, la recomendación es alquilar un auto y seguir su propio ritmo, alojándose en alguna de las fincas que se ofrecen en cada sitio.

Una consideración especial sobre las rutas y el tránsito en especial, sobre todo en esta parte del trip. Los conductores colombianos no son más responsables que los argentinos. La vía hacia el eje cafetero está marcada por rutas en ascenso, camino de montaña, ondulante y por momentos, mano única. Por eso, si en su GPS visualiza un tiempo de 8 hs para 300km, no es que se haya desconfigurado, sino que la geografía, los trabajos en la ruta y la responsabilidad, hacen que el tiempo se vuelva chicle. Ni que hablar de esa especie de leviatán que todos llaman “La línea” para referirse a una parte del camino, de geografía cordillerana, corazón del transporte de carga colombiano, ubicada a 3250 m.s.n.m

Una vez atravesada “La línea” se puede tomar aire, respirar, sentir el aroma de los cafetales y perder la vista en las alturas de los palmares.

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Amo y señor de la finca que custodia hace más de 28 años

Don Elías. La Finca

Salento es el poblado más pincelado del eje cafetero, núcleo del departamento de Quindío. Calles angostas, balcones coloridos que sobresalen de las casas e inundan la animada calle Real, arteria principal de esta cuasi comarca, plagada de locales que invitan a la compra de artesanías o a saborear algún manjar. Una plaza, una iglesia, y algunas calles empinadas que permiten llegar a un apacible mirador. A ese ritmo funciona la ciudad.

Tan solo a 3km que pueden recorrerse a pie, a caballo, en bici o en auto, se llega a la Finca Don Elías, una de las más antiguas y la única que produce café orgánico.

Elías conoce todas las mañas de los campesinos y los trucos de una tierra que compró hace 28 años, cuando todavía era zona de guerrilla. Sin grandes máquinas ni lujos para el turista, es una de las fincas más recomendadas, justamente por producción artesanal, y porque transmite la pasión de su dueño.

Don Elías es un cafetero de tradición que aprendió el idioma de las plantaciones desde que se apropió de la tierra pero que supo leer y escribirse hace pocos años.

Los granos de café cambian en color y en apariencia a medida que la naturaleza cumple su proceso. Luego es la mano del hombre la que lo sostiene, lo cuida y lo protege para volverlo el mejor café del mundo.

En las plantaciones de café hay también plátanos y otros frutos de la zona que cumplen la función de mantener la humedad, balancear el ph. del suelo y aplacar el calor que aqueja a esta tierra. El café está listo. Hora de llevarse un paquetito y seguir viaje.

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Una postal repetitiva en el Valle del Cocora

Valle del Cocora

Este bosque nuboso podría ser escenario de una película de elfos y duendes. Atributos le sobran y geografía también.  Está  situado en Salento  (Quindío), dentro de los límites del Parque Nacional de los Nevados y sumergido entre las montañas de la cordillera Central. La nubosidad y el verde se funden en una sóla vista. Es el refugio del árbol nacional de Colombia, la palma de cera del Quindío, con especies altísimas (de hasta 80 metros) que pueden vivir por más de 100 años. Un parque natural con distintos senderos para disfrutar a pie o a caballo.  Llegar al cielo es fácil si la vista se conduce a través de sus troncos.

En auto o excursión es fácil su acceso. Pero la forma más divertida y autóctona de hacerlo, es subirse a uno de los Williys que salen desde la plaza principal de Salento, jeeps en los que se puede ir cómodo, sentado adentro.  O como hicimos nosotros, parados en su parte trasera disfrutando del viento durante los 11 kilómetros que distan de su colonial centro.

En esa reserva natural el tiempo no tiene prisa. La recomendación es ir lo más temprano posible para poder realizar todo el recorrido (que tomará unas 6 horas). Pero cada uno puede elegir el trekking o la experiencia que más le quede cómoda a su cuerpo. Agua, un impermeable, cámara de fotos y buen calzado son los aliados; disfrutar es la premisa.

Y es que el mejor retrato de nuestras experiencias son las aventuras que nos regala el camino. Aunque existan tópicos comunes con las que se asocia un destino, lo bueno de ir contra la corriente, es que a la larga el premio se lo lleva quien no se acovacha y apuesta por la osadía.

El viaje fue extenso. Las impresiones diversas pero hasta aquí tenemos una sola moraleja: nunca subestimen un destino del cual sólo se conoce una parte. Pues a veces el marketing los deja afuera de una experiencia maravillosa que enaltezca a lugares como Colombia, rica en ecoturismo, paisajes imponentes, aromas, palma y café. ♦

+ Info 

Para saber más sobre el destino o armar su trip, pueden visitar www.procolombia.co. 

Guías e informaciones del Valle del Cocora www.valledelcocora.com.co

Finca Don ElíasVereda Palestina Km 4,5, Salento, Quindío. Colombia.Teléfono: (+57) 315 6061113

Alojamiento destacado: www.fincahotellacolina.com

Te invitamos a leer nuestra edición digital #65 

 

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