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La audacia de competirle a las ballenas

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Península Valdez espera con mucho más que el avistaje. Y aún si pensás en cumplir un hito de tus cosas que hacer antes de morir, vas a superar por completo tus expectativas


Si el plan es llegar por un par de días para anotar a las ballenas entre tu lista de “to-do” en viajes, te estás equivocando. La vida allá afuera te deja atónito.

Hay algo en estos viajes tan conmovedores que requieren de un buen lugar donde reposar. Llegar luego de ver a los colosos en el mar o de caminar entre pingüinos o de ver a las gaviotas circular desde la Isla de los Pájaros hasta el mar abierto cada día para picotear a las ballenas o de espiar a los lobos marinos mientras las hembras amamantan, los jóvenes se hacen adultos y el macho alfa hociquea rastreando cada movimiento de su harén.

Llegar luego de todo ello que te deja con una patada en medio del pecho emocional, necesitás arribar a un sitio calmo, plácido, que te deje una ventana profunda al mar que se bate entre los vientos y las temperaturas crudas del invierno y las seductora placidez del estío.

 

Arribar a casa en Puerto Madryn luego de tus aventuras en las caletas de la propia ciudad o de tus desafíos en la mágica Puerto Pirámide, es el momento ideal para repasar en grupo la jornada. Relatarse mutuamente lo que vieron. Revisar las fotos. Sorprenderte en Dazzler by Wyndham en la misma rambla y ventaneando al golfo es, además, obtener los beneficios de un spa con hidromasaje, sauna y propuestas de masajes, ideal para relajarse luego de un día de actividades. Y el solarium en la terraza, también con vista al golfo, se esmera por competir con la belleza natural.

En un desnivel de la planta baja espera Coirón, el restaurante de cocina de autor que tiene como emblema la búsqueda de sabores auténticos para disfrutar de platos destacados de la Patagonia. Allí, es posible disfrutar de una deliciosa comida con vista al mar de Puerto Madryn, de martes a domingos para almuerzo, cena disponible todos los días. Dejate sorprender por las propuestas de mar, pero te van a tentar las carnes, las pastas y la cocina tradicional. Va a ser difícil elegir.

El gran secreto es el confort sin estridencias. Con sustancia relajada y calma. Perfecto para acoger los sueños de un día agitado y las ilusiones de la jornada por empezar.

Mi favorito: levantarte por la mañana dejando que el sol escudriñe entre las cortinas, para que lo sorprendas a pleno en una bocanada de mar desde tu propia cama.