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Un grito en casa nueva

Esta semana se trasladaron dos de las obras monumentales de Edvard Munchs del antiguo museo al nuevo MUNCH en Bjørvika.

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Las primeras obras de arte de Edvard Munch se trasladan a su nuevo hogar, el nuevo MUNCH en Bjørvika que se inaugurará el 22 de octubre.

Las obras de arte con dimensiones superiores a 5 x 11 metros se están elevando a través del techo del antiguo museo y se dirigen hacia la ubicación del nuevo MUNCH junto al fiordo.

Una grúa los está elevando a través de una gran abertura en la pared del sexto piso. Estacomplicada operación es un momento histórico espectacular. 

 

Edvard Munch legó a la ciudad de Oslo su inolvidable obra. Una gran herencia, compuesta por más de mil cuadros, 15.000 dibujos, casi 5.000 esbozos, innumerables escritos, herramientas de trabajo… Los noruegos han disfrutado de ese patrimonio durante años, porque su capital abrió en 1963 un museo específico para mostrar la obra de su pintor más célebre.

Los arquitectos Juan Herreros y Jens Richter han dedicado once años a este proyecto: siete años para diseñarlo y otros cuatro para construirlo, según explicaron ayer en una rueda de prensa online en la que acompañaron al director de la entidad, Stein Olav Henrichsen, quien anunció la fecha de la inauguración.

Una fecha muy esperada por los aficionados al arte, porque la materialización del nuevo Munch no ha sido un camino de rosas. Herreros ganó en el 2009 un concurso público para construir este edificio junto a la Ópera de Oslo, pero después las autoridades locales enterraron la idea por falta de presupuesto. Más adelante, se retomó el proyecto, que ahora se ha hecho realidad.

Este museo vertical, de más de 26.000 metros cuadrados que ya forma parte del skyline de la capital noruega, “reúne cultura, arte, sostenibilidad y responsabilidad para el futuro”, explicó Herreros, quien resaltó el “dinamismo” del edificio, que dispone de múltiples salas, biblioteca, zona de proyecciones, cafetería, restaurante y una terraza desde la que se pueden observar “el pasado y el futuro de la ciudad”.

Y con todo eso a su disposición, Henrichsen quiere poner en marcha ese museo “vivo” en el que, además de disfrutar de la colección más completa del autor de El Grito , los visitantes podrán acceder a múltiples actividades como charlas, seminarios, conciertos, performances .

La instalación también ofrecerá “alta cocina a buen precio”, talleres artísticos, premios para pintores incipientes y un espacio especial para que los niños se enamoren de la pintura de Munch en particular y del arte en general.