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El movimiento de la tradición

Clasificado entre los mejores hoteles de Europa, Beau-Rivage Palace alberga 4 restaurantes diferentes, incluido el famoso de la chef Anne-Sophie Pic, galardonado con una estrella Michelin, y un spa de 1.500 m², que ofrecen todos los ingredientes para una estancia excepcional. Ni qué decir de su salón de baile legendario y salas que ofrecen un entorno privilegiado para eventos especiales. Un hotel histórico que ha sabido combinar hábilmente modernidad y tradición a lo largo de los años.

La historia del Palacio comenzó en 1857, con la construcción de su primer edificio, el Beau-Rivage. Esta época marcó el inicio de los hoteles de lujo en Suiza y, en particular, en Lausana, con motivo de la construcción de una estación de ferrocarril un año antes, en 1856. En 1860, se estableció una ruta que unía Lausana y St. Moritz, lo que permitió a la ciudad acoger a una número creciente de viajeros. La ubicación del hotel, en un terreno de 4 hectáreas a orillas del lago Lemán, parecía ideal.

El establecimiento, inicialmente construido con 68 habitaciones, fue construido por tres arquitectos diferentes: Jean-Baptiste Bertolini, François Gindroz y Achille de La Harpe.

 

En 1908, casi medio siglo después, el hotel se aprovechó de su éxito y prosiguió su expansión. Tres nuevos arquitectos, Louis Bezencenet, Eugène Jost y Maurice Schnell, construyeron así el ala del Palacio, que dio nombre al actual Palacio Beau-Rivage. Esta construcción inteligentemente pensada, que se desarrolló en dos partes, buscó preservar el aspecto histórico del edificio, al mismo tiempo que le confiere una arquitectura única gracias a un toque neobarroco.

La ampliación del Palacio Beau-Rivage realizada en 1908 fue también una ocasión para ofrecer nuevos servicios, como un mostrador de bienvenida durante los eventos especiales. Así se construyó el Salón Sandoz, convirtiéndose en la sala más grande del hotel y con una superficie de 430 m² con capacidad para 600 personas. Esta majestuosa sala, de notable arquitectura, muestra en sí misma el carácter histórico del edificio. Desde su construcción, ha acogido numerosos acontecimientos importantes, como las conversaciones entre importantes Jefes de Estado para el Tratado de Lausana en 1923.

El Palacio Beau-Rivage es, pues, un establecimiento cargado de historia, tanto por su arquitectura como por la clientela que ha tenido la oportunidad de alojarse en él. De hecho, numerosos nombres como Coco Chanel, Charlie Chaplin e incluso Victor Hugo han elegido el Palacio Beau-Rivage para su estancia. El hotel ha desarrollado y preservado un servicio extraordinario.

La tradición en movimiento, tema subyacente del hotel, estuvo, por ejemplo, en el origen de la renovación de las habitaciones en los años 2000, cuando el Palacio Beau-Rivage volvió a recurrir al interiorista Pierre-Yves Rochon para que infundiera una nueva ola de novedad en el interior. También fue una ocasión para instalar nuevas tecnologías sin renunciar al espíritu tradicional del hotel. De ahí la elección de conservar al máximo el mobiliario original, presente desde la inauguración del hotel en 1861.

Todas las novedadesse integran de forma coherente y respetuosa con los lugares. Un ejemplo es Le Rotonde, construida en 1908 para conectar los edificios Beau-Rivage y Palace. Alberga una sala de recepción, más pequeña que la Sala Sandoz pero no menos legendaria gracias a sus molduras y frescos históricos. El hotel apostó por añadir dentro de la rotonda de cristal un restaurante llamado La Terrasse, que ofrece el servicio de desayuno. Con una iluminación extraordinaria y una vista excepcional de las montañas y del lago Lemán, este restaurante está perfectamente integrado y confirma la capacidad del Palacio Beau-Rivage de sublimar su establecimiento a lo largo del tiempo, para ofrecer una experiencia cada vez más satisfactoria.