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Un día en Caleta Lenga

De cantera a santuario natural, con playas paradisíacas y rica gastronomía en el sur de Chile. Qué se puede hacer en Caleta Lenga

Aguas adentro, en una isla solitaria, erguido asoma un árbol centenario que tiene el mito de ser el más famoso entre los chilenos, aunque pocas personas lo ven a diario .

El custodio de esas aguas es el Faro de la Punta de Hualpén, rey de la península que le da el nombre a esa parte del territorio y que completa el magnífico escenario que ofrece este ignoto destino. Bienvenidos a Caleta Lenga

Caleta Lenga, es un pueblo de mar en el que es posible conectar con la naturaleza, navegar por la bahía, disfrutar de su gastronomía típica, y respirar a otro ritmo menos citadino, a menos de media hora del centro de Concepción, en Chile.

 

Su nombre se debe a la presencia de una de las especies arbóreas representativa del bosque andino patagónico que se encuentra tanto en el sur de Chile como en el de nuestro país.

Una playa turística chilena, de muy pocos habitantes, ubicada al sur de la Bahía de San Vicente en la comuna de Hualpén, que permite una gran experiencia de viaje.

De cantera a santuario natural

La caleta surgió luego de una erupción volcánica. Por eso no resultará extraño observar en algunas partes el color oscuro de la arena, pues responde a ese origen.

Caleta Lenga. Comuna de Hualpén. Provincia de Concepción (Región del Biobío). Chile

Antes de llegar al sector más turístico, el Estuario de Lenga asoma como el gran pulmón verde de Concepción. Respaldado por los cerros conocidos como «Tetas del Biobío», este gran humedal se ha convertido en un verdadero santuario de aves, templo de la fauna y flora del lugar.

Si bien bien uno puede llegar por cuenta propia, la sugerencia es hacerlo con guías que dan cuenta del lugar, de la historia y de sus principales atractivos.

El trayecto hacia allí anticipa un poco lo que vendrá. La ruta se angosta y se va despejando. Desaparece el asfalto y los edificios linderos.

Solo vegetación pero también chimeneas y camiones de las numerosas refinerías que se cruzan en ese camino. Una paradoja del ecosistema. De un lado el progreso industrial, contaminante; del otro, la biodiversidad.

Pero sus habitantes se encargan de cuidar el terreno y de mostrar su riqueza a los visitantes para que se lleven la mejor postal de todas.

Navegar y disfrutar de delicias marinas

Los días de semana el pueblo goza de la calma de las ciudades costeras pero en temporada o en los fines de semana soleado, la postal se transmuta.

Las propuestas son múltiples a la hora de elegir como disfrutar del lugar: desde una caminata hasta navegar por dos horas y cerrar la experiencia con un rico almuerzo en alguno de los acogedores restaurantes que comandan sus pobladores.

También es posible tomar una embarcación que cruce a alguna de las playas cercanas, como Ramuntcho, que combina un hipnotizante verde esmeralda, un entorno rocoso y la fineza de su arena blanca.

Para empaparse del lugar lo mejor es subirse a uno de los barcos y navegar. Es una experiencia casi mística. En el camino, aguas adentro, es posible sorprenderse con lobos marinos y con el aleteo de los pájaros piqueros que buscan refugio en las cuevas naturales que secundan la margen del río; sencillamente, un espectáculo maravilloso.

El precio promedio de toda la experiencia completa que incluye navegación y almuerzo es de 30 USD por persona. Toda la info sobre proveedores autorizados y habilitados la encuentran en Chile Travel

Ya en tierra nuevamente, la parada gastronómica se vuelve obligatoria. Sugerimos sentarse en las mesas de «El mono 3″, un restaurante comandado por Ariel y su familia.

Allí podrán degustar platos típicos y abundantes, propios de la zona: congrio, pastel de jaiba, locos, chupe, paila marina y muchas propuestas más. Se van a ir no solo con la panza llena sino también completos por la gran experiencia que Caleta Lenga ha puesto a sus pies. Listos para otra aventura.