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Legado de amor en las Sierras

En la pequeña localidad de Unquillo, asoma la Capilla Buffo, una obra repleta de arte, amor y tragedia

Capilla Buffo Cordoba

*Por Hugo Acosta

Cada 6 de septiembre los rayos del sol atraviesan por unos minutos
las luceras de la capilla, y dan vida al rostro de una joven fallecida hace
78 años.

El fenómeno se repite con precisión matemática cada 24 de
marzo, esta vez iluminando el rostro de otra mujer. Las fechas coinciden con el fallecimiento de Leonor y Eleonora, esposa e hija de Guido Buffo, un genio que dedicó años de su vida a construir una capilla en homenaje a “sus Leonor”, víctimas de la entonces tan temida tuberculosis.

 

Camino a la capilla

unquillo
El marco natural serrano que rodea a la capilla

A sólo veinte minutos del Aeropuerto de Córdoba, tomando
la Ruta E53, nos encontramos con la serrana Unquillo, una pequeña ciudad poblada de casonas tradicionales. Surcada por arroyos y vertientes, clásico refugio de músicos, poetas y pintores, tiene marcado tácitamente el nombre de «pueblo de artistas», en esos límites imaginarios.

Desde el centro de la localidad, será necesario atravesar 8 kilómetros por un pintoresco camino de montaña que nos sitúa en la Reserva Natural Los Quebrachitos, compuesta por 5 mil hectáreas de monte serrano, regada por el Río Cabana y el Arroyo Santa Marta.

Allí, en la ladera de un cerro, disimulada por la vegetación aparece dueña de un blanco inmaculado la Capilla de Buffo.

De Treviso a los Chañaritos

Guido Buffo nació en esa ciudad del noreste de Italia. Se licenció en Paris en Bellas Artes y en su vida fue pintor, escultor, músico,
astrónomo, sismólogo, inventor, educador, filósofo, escritor,
investigador de botánica y un amante de la cultura y el arte.

Llegó a nuestro país invitado para los Festejos del Centenario de la Revolución de Mayo. Tenía 25 años y sus amigos Emilio Petorutti y Octavio Pinto le propusieron realizar una muestra de pintura sobre el
paisaje serrano.

Sin dudarlo, aceptó de inmediato. Recorrió las sierras de Córdoba y allí quedó atrapado para siempre; por sus paisajes y por una mujer. Leonor Allende, escritora y periodista cordobesa, fue su musa, quien más tarde se convertiría en su esposa.

La familia Buffo-Allende vivió en Rosario y en Buenos Aires pero
siempre el devenir de la vida los regresaba a la casa de Los
Quebrachitos. Allí, muchas veces buscaron atenuar con los aires sanadores de la sierra, la tuberculosis que padecían madre e hija.

La acústica del lugar impacta y reproduce con increíble claridad cualquier sonido. La presencia de tres péndulos confirman que la capilla también fue utilizada como observatorio sismográfico, destacándose el de Foucault- instalado en 1945- que le permitía a Buffo adelantarse a los movimientos sísmicos.

35 escalones al dolor de la ausencia

21

Quienes se acercan a la capilla, suben cada peldaño a paso firme, con la que decisión que tantas veces habrá guiado a Guido Buffo entre 1941 y 1950, para cumplir el pedido de su hija: construir una cripta en Los Chañaritos para depositar los restos de su madre.

Jamás debió imaginar Don Guido que un día serían también los restos de su pequeña Eleonor, los que depositaria allí en silencio.

La capilla fue construida sobre una explanada hecha en la sierra misma. Cuatro columnas erguidas sostienen una cúpula ojival de 8 metros.

Una pesada puerta de madera se convierte en anfitriona. Al abrirse recibe a los visitantes con una capa de nubes que simulan el firmamento.

En el piso se dibuja un mapa astronómico del cielo. Exactamente el mismo cielo de la Ciudad de Castelar, ese que miraba su hija desde la ventana en la madrugada de su muerte aquel 6 de septiembre de 1941.

Las paredes dejan ver pinturas y frescos realizados por Buffo,
que ponen a la luz el amor que profesó a Dios, a la familia y a la razón.

Completan la escena fragmentos de la Biblia, escritos de su esposa y
el mural “Elogio al Sentimiento”, una visión celestial donde Leonor
junto a la Diosa de la Sabiduría, contempla a su hija dormida cuyo
sueño es velado por un grupo de ángeles.

En la cripta, al pie del mural, descansan los restos de los tres integrantes de la familia. Las lápidas fueron talladas por el mismo Buffo, por eso la suya no tiene la fecha del fallecimiento.

Al pie de la capilla, el Observatorio Astronómico y la Casa Museo reflejan el magnífico legado histórico, cultural y científico que este italiano nos legó.

Capilla de Buffo. Unquillo, Sierras de Córdoba.
Visitas: viernes, sábados y domingos de 11 a 16 hs.
Contacto: 03543- 483438. Secretaría de Turismo de Unquillo.